O eso creo. Sólo me he desmayado dos veces, y gracias a Dios, las dos veces estaba en el coche, que es, a decir verdad, un lugar muy cómodo para desmayarse. Sobretodo con eso de que puedes bajar la ventanilla y ya tienes aire fresco.
No sé cuánto he perdido, si es que he perdido, pero ¿de cuándo acá una dieta es sobre perder peso? Si quiero llegar a lo que pesaba en mis buenas épocas, cuando tenía 18 y todo el mundo por delante y no por debajo de la tripa, debería perder 28 kilos. A estas alturas, la única forma coherente de hacer eso sería cortándome una pierna, así que, como los mendigos de las gasolineras y los depravados sexuales, con cualquier cosa me conformo.
Sobre la dieta, todo va bien. Me estoy convirtiendo en el ingeniero de las ensaladas. Estoy trabajando en una teoría sobre su creación: si la ensalada se ve navideña, vas por buen camino. El alcohol es lo que me está ayudando a sobrellevar mi dieta. Porque el vino es una fruta, ¿si sabían? Es una furta fermentada. Es casi casi como dejar las uvas en la nevera un mes. Y ya. ¿Qué? ¿Qué no puedo tomar alcohol en una dieta? Bueno, lo haré. Pero sólo porque me lo habéis pedido bien.
Foto de John Steven Fernandez
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