Me publicaron en un periódico, en otro, i de repente estaba en mesas redondas, en las portadas de todos los periódicos de la OEM, dios sabrá por qué pero conocí a personajes como el Méndez, el Varas, el Berni; llegaba a la U i me decían "me reí con eso que escribiste el otro día", salía por ahí alguien i me soltaba "yo sé quién eres", el correo electrónico se iba llenando con defensores de cualquier cosa, i supongo que aquello de salir en El Observador viene a ser la suma de todo esto.
Hombre, hay que ser realista: cualquiera abre un espacio como este. Cualquiera encuentra una tontería de la CTG para inspirarse. Cualquiera tiene una opinión. Por supuesto, el tiempo pasa i 500 adefecios i 1096 días después te sientes avalado, aunque realmente lo único que has hecho es soltar tonterías periódicamente. Lo que sucede es que, de vez en cuando alguien te lee-- i a veces disfrutan leyendo. No es nada más que eso, pero eso es algo.
Gracias, lectores.
No es el crítico el que importa: no vale aquel que señala la cojera del fuerte o el que apunta dónde el bienhechor pudo hacer más. El crédito es de quien está en el ruedo, cuya cara está sucia por el polvo, el sudor i la sangre; el que puja valientemente i erra i falla una i otra vez... El que se desgasta por una causa justa; quien, en el mejor de los casos, conoce, a fin de cuentas, el logro de los triunfos, i, en el peor de los casos, si falla, sabe que falló osando con grandeza. -T. Roosevelt.
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