Desde el apartamento ven por la ventana a un hombre femenino o a una mujer masculina encontrar una mano tendida en el piso, así que la mujer masculina le hecha una mano al miembro desmembrado i súbitamente se tira a un coche que circulaba los alrededores. Probablemente la mano haya estado sucia. El hombre que veía esto por la ventana se excita, no sé bien si por la mano o por el diseño del coche, i empieza a toquetear a la mujer al ritmo de un tango.
Ella se resiste, arrinconándose a una pared (i así dificultar todo ataque de retaguardia) i el hombre insiste, tirando de una cuerda de la que venían, a forma de bagaje sentimental, dos curas, dos pianos i dos burros. Los burros iban muertos, creo que porque el hombre no alimentaba a su bagaje. La mujer aprovecha esta distracción freudiana para huir hacia otra habitación, que es la misma en la que estaban antes, venga usted a saber por qué, donde yace el ciclista metido en una cama, venga usted a saber por qué, vestido de mujer, venga usted a saber por qué. Ya se puede ver que esto, para el ciclista era mas que un hábito, un hábito.
Hacia las tres de la madrugada un hombre, que, venga usted a saber por qué, es otro hombre que es el mismo hombre que está en la cama, ordena al último que se quite el hábito de usar ropa de mujer i que la eche por la ventana. Además, castiga al deshabillado haciéndole cargar dos libros i mirar a la pared. Como sucede frecuentemente, los libros se convierten en revólveres i el castigado se convierte en castigador. Dieciséis años antes, como es de imaginar, el hombre cae herido en medio de un bosque, donde una espalda de mujer acolchona su caída. Parece que es costumbre de la mujer española de aquella época ir al bosque con la espalda descubierta i luego desaparecer súbitamente, así como las mujeres que van en minifalda a la discoteca, por más que las andes mirando, desaparecen sin razón alguna.
De vuelta a su habitación, la mujer ve una mariposa con una calavera en el lomo. El lomo, la calavera i la espalda se transforman en un hombre sin labios i la mujer, indignada por la falta de labios del hombre, se va del lugar. Afuera de la casa de la mujer había una playa donde encuentra a un pijo con el que pasea por las rocas de la orilla, hasta la primavera siguiente, donde todos mueren, enterrados.
1 comentario:
Buñuel.. un mago..
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