No sé a quién le pareció una buena idea, eso de los payasos. A mí, hasta ,,Cucharita'' de la Positiva 94.1 me da miedo, y eso que a ese payaso ni lo he de ver.
Desconozco bien el porqué de mi temor: yo nunca vi aquella película cuyo guión está hecho a partir de aquel libro de Stephen King-- largometraje responsable, creo yo, de la mayor parte de los casos de coulrofobia-- el miedo irracional a los payasos.
¿Pero qué tan irracional es el irracional miedo a los payasos? Sus caras blancas, sus pelucas antinaturales, sus zapatos que deben poder enviarte a Canadá de un sólo patadón bien parqueado. Su vestimenta de puntos de polca, su voz estridente, sus gestos histriónicos...
¿Quién tuvo la idea de que esos bichos eran la cosa más apropiada para animar una fiesta infantil, chico? ¡Su mismo nombre es signo de inutilidad! ,,Ese tipo no hace nada, es un payaso''. Por suerte, vino Barney el dinosaurio morado y nos salvó a todos. Y hasta que se extingan por su propio peso o se les acabe el maquillaje, yo opino que se queden, no más, con su negocio de hamburgueserías y nos dejen a los niños (de corazón) en paz.
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