Siento que yo sería multimillonario --más rico que el panita ese de La red social-- si desarrollara la habilidad de ir a las tiendas y comprar en ellas sólo lo que necesito. No sé cómo funcionarán el resto de las familias del mundo, pero en la mía crecí con la pésima costumbre de que si, por ejemplo, íbamos a la tienda a por mantequilla, salíamos con pan, azúcar, limonada, alcachofas, K-chitos, leche, jugo, café, almendras, cepillo de dientes, orégano, y todo lo que rodea la sección lácteos excepto la puta mantequilla.
Y así, con todo. Si se iba a Pinto a por una polo, adivinen quién salía con pantalones, camisas, cinturones, innombrables, etcétera. Criado así, ¿cómo se supone que puedo ir a, por ejemplo, un bar, sin probar de todas las botellas? ¿O ir a un cine y no ver todas las películas de cartelera? Pero no, seriamente, después de criarme así aún tengo problemas al momento de ir a buscar lo estrictamente necesario cada vez que entro en una tienda. Lo que no nos lleva al siguiente tema:
Acabo de volver a ver Memento, y tengo una y sólo una pregunta. Este hombre, el de la memoria de goldfish, ¿cómo se baña? ¿Se queda ahí hasta que se le disuelve el jabón o hasta que se le desintegra la piel?
No hay comentarios:
Publicar un comentario