
Bueno, la verdad no se murió el polaco Kubica. Pero el choque que tuvo el domingo ciertamente pudo haberlo matado, i cuando vi destruirse el bólido que manejó Kubica pensé inmediatamente lo peor. Hay pocas cosas más impactantes que ver a alguien morir-- en directo, i saber que millones de personas entendieron el mundial mensaje del destrozo i la muerte-- una experiencia abrumadora. I justo cuando acepaba que había visto a un hombre morir lo más "ante mis ojos" que la sociedad moderna puede hacer, con esto de la televisión satelital, el muy tarado resulta vivo i coleando.
Trauma emocional se llama lo que experimenté. Se debería de morir ahora el desgraciado. ¡Tremendo susto me pegué! Nunca le dí ni un gramo de esperanza. (Como sé que mis lectores creen que la Fórmula 1 es un proceso químico, describiré el accidente de forma que todos ustedes, incultos de la velocidad, entiendan:) Kúbica salía de una de las curva más rápidas del circuito cuando se encuentra con la parte trasera del carro de otro competidor-- haciendo que las ruedas delanteras del piloto-que-evadió-la-muerte se despeguen del suelo, lo que hizo volar al bólido contra un paredón. El impacto fue tan potente que el carro queda casi completamente destrozado, pues recibió un golpe frontal a casi 300 kilómetros por hora. No contento con ese golpe, Kubica gira en trompo i sobre sí mismo hacia otro paredón, donde colisiona lo poco que quedaba del carro. ¿El resultado? Sólo se lesionó un tobillo. ¡Qué suerte la de este infeliz!
2 comentarios:
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no eres nadie para desearle la muerte a alguien que no te ha hecho nada, asi que antes de desearle la muerte a los demas muerete tu hipocrita, solo demuestras hablar sin saber y ser un inculto y analfabeto.
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