Adjuntos

martes, 27 de febrero de 2007

Incompetentes

Paulina fue ayer al banco. En el camino se encuntra con que los semáforos de la Francisco de Orellana están todos aparentemente dañados. Reemplazándolos, tres vigilantes que hacen que todos los carros pasen al mismo tiempo. Uno de los vigilantes, una mujer, le grita desesperada a sus compañeros "tenemos que organizarnos".

Una vez en el Bando del Pichincha, después de 'hacer fila' por un buen tiempo, intenta pagar una multa a la Dirección Nacional de Migración, de $200 con dos billetes de cien. "No señorita, no podemos aceptar esos billetes". ¡Aguanta! ¿Qué es esta huevada? ¿La tienda de doña Susanita en la esquina de mi casa? ¡Estamos en el maldito banco, por el amor de Cristo reencarnado! ¿Cómo no vas a aceptar un billete de cien? Es como si un árbitro no aceptara que se patease el balón o que un negro no aceptara ser pobre. ¡Nadie se puede ir contra el orden natural de las cosas! Los que estudian la carrera de emprendedores tienen que aceptar que van a ser pobres, las gordas de 40 tienen que aceptar que están en la percha, i los bancos tienen que aceptar billetes.

Regresando a su casa, después de haber pagado- pues por suerte, i atentando contra la prudencia, llevaba también 200 dólares en billetes más chicos- Paulina ve a los tres vigilantes. Ahora organizados, hacen que el tráfico fluya con facilidad. La mujer vigilante ahora les grita a los demás "¿ya ven qué fácil era?.

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