Al Estadio

Yo sé que el equipo juega los domingos. Es normal.

Abro el diario para leer sobre el partido: nada del tema en primera página. Paso a la segunda. Leo un articulo ininformativo.

En la tarde mi padre me dice: jugará el equipo.

Diez para las siete en la noche: recibo una llamada: José me invita al estadio. Lo recojo; nos dirigimos al estadio. Llegamos. El portón del estadio está cerrado. José se queja, argumenta, gana. Entramos por la puerta de salida. Subimos tres pisos. Me siento en el palco. Veo el marcador: 2-1. Reflexiono: ¿el partido acaba de empezar i ya estamos ganando dos a uno? Raro. Viene el tercer gol. Nos damos cuenta que el equipo contrario juega con suplentes. ¿Si es un partido de entrenamiento importante para la prensa, por qué juegan con suplentes? Nos decepcionamos. Cuatro a uno. Escuchamos el silbato. Invito a mi amigo a una cerveza. "Se acabaron", nos responden después de pedirlas en los dos puntos de venta visitados. Raro. La gente se está yendo del estadio; no tan raro, dada la calidad del partido. La gente se sigue yendo. Raro; ya no ha de haber nadie. Preguntamos al primero en cruzar nuestro camino: ¿Se acabó el partido? Responde que si, se ha acabado.

Perfecto, fuimos al estadio por quince minutos.