Yo no juzgo según las estrellas;
sin embargo, tengo astronomía,
no para suerte mala o buena,
ni plagas, ni tampoco sequías;
no sé qué el futuro traerá,
o predecir próximos tormentos,
o qué príncipes el bien harán,
sólo por tener la vista al cielo:
de tus ojos mi ciencia deriva,
constantes luceros donde leo
que belleza y verdad unidas
quedarían si yo te convierto,
y si no, ésto te vaticinan:
tu belleza y verdad expiran.
William Shakespeare
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