Adjuntos

jueves, 5 de octubre de 2006

Los Tontos Votan Nulo

Como ciudadanos tenemos solamente dos poderes: el poder de compra i el poder del voto. Estos dos poderes pueden parecer medio inútiles, pero en realidad son dos grandes herramientas. Con el poder de compra decidimos que productos serán producidos con mayor frecuencia i calidad i con el poder del voto decidimos quienes manejaran el desarrollo de nuestro país i ciudad. Renunciar a uno de estos dos poderes no es solamente irse en contra a nuestro deber cívico: es demostrar que no merecemos tener ningún poder en sí.

Votar nulo es una tontería. Para que el voto nulo sea contundente debe de ser mayor al 50% de la votación total. ¿Es realista pensar que la mitad de el país va a desperdiciar el voto? Según publicó hoy el diario "El Universo" se proyecta que un 11% de la población vote nulo-- lo cual es decir que a un 11% del país no le interesa la dirección de nuestra patria, lo que significa que en el país sobran 11 de cada 100 personas.

Aunque en realidad no encontremos candidatos que sean de nuestro agrado, no poder decidir por un partido político entre los 13 que nos agobian es bastante absurdo. Yo voy a a votar por Roldós, aunque creo que Correa es quien posiblemente gane. Correa es un tipo preparado i todo, pero está loco. Cualquier persona anti-TLC creo que está ya bastante mal de la cabeza i Correa se quiere embarcar en e bote de Chávez. Correa está loco, i un loco quizás sea lo adecuado para un país al que le va tan mal como al nuestro. Siempre pensaré que al país lo que le hace falta es un García Moreno, una mano dura. Sin embargo, Correa está loco i yo votaré por Roldós- aunque no creo que vote todo por su lista.

Uno puede votar por quien uno quiera, siempre i cuando esté convencido de que con aquel candidato está el cambio. Tengo un amigo que votó por Gutiérrez en el 2002 i ahora quiere volver a votar por el mismo retrasado. Mi pana está ejerciendo su derecho a votar como él cree correcto i nadie, por más de que mucho tratemos de cambiarle esa idea, le puede hacer cambiar de opinión; esa es la esencia de la política: no es tener la razón, es creer tenerla hasta el fin de los días.