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viernes, 6 de enero de 2006

Paranoia

La Paranoia llegó. Abrámosle paso, ya que sino se molestará i se irá. ¡No dejen que se vaya! ¿No ven que está aquí para protegernos? Ya no se puede estar aparqueado en un lugar sin constantemente vigilar el retrovisor asegurándose de creer saber quien viene, quien va, quien pasa, qué tiene en las manos el transeute, cómo viste, a donde mira. A dónde están aparqueados los carros. ¿Ese carro no acaba de pasar por aquí? ¡Ese de ahí viene con las luces altas, enciende el motor i vámonos!

Ni se diga al conducir... Me están siguiendo, ¡me están siguiendo!

El grado de nuestra paranoia se debe a que en nuestra aislada realidad a aquel que deje de dar atención a su ambiente se va a encontrar en una esquina obscura ó entre dos automóviles con intenciones de robo ó secuestro. Si no estas atento, te comen. A veces hasta literalmente. La triste realidad en la que vivimos lo demanda: mira hacia los tres lados antes de cruzar la calle.

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