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miércoles, 15 de diciembre de 2010

¿Sabes qué me cabrea? La gente feliz y la felicidad, en general

Hoy me levanté con el pie izquierda. Y gracias a Dios, porque ya había tenido muchos días de felicidad, y odio la felicidad. Odio a la felicidad y a la gente feliz-- esa gente que va sonriendo como que si la vida fuera un chiste, como si ellos supieran algún secreto que les ha llenado de un joie de vivre y que yo desconozco. Conozco, sí, que no hay ningún secreto y esta gente está básicamente mal informada. Y quisiera yo, a punta de bofetadas, sacarles la alegría.

Por suerte, hoy estoy deprimido. Ayer me di asco viéndome lo contento que lucía, pero hoy todo ha vuelto a la normalidad. El cielo está gris y los pajaritos han sido asesinados por las ventanas limpias.

Líbranos, Señor, de la gente feliz. Y, Señor, por amor a ti mismo, ¡no les des café! Un poco de cafeína y la felicidad se les sube a la cabeza e intentan convencernos a los demás de que sonriamos, de que seamos felices, que lo veamos por el lado bueno… Sonreiré cuando te atropelle un tren cayendo del espacio, persona feliz-- pero, de momento, con que te calles basta.

¿De dónde salió esta enfermiza idea de que hay que compartir los logros, los sentimientos, la felicidad? Haced como yo guardarlos en una botellita muy dentro del alma. Mi psicólogo me dijo que era lo más saludable y mira ahora lo bien que me va.

Foto de Parée

1 comentario:

Christian Pavon dijo...

No se ni cómo llegué a tu blog y cómo me puse a leer esta entrada, pero bueno, el hecho es que la leí.

Estoy de acuerdo contigo en que no todo en la vida es felicidad, pero tampoco, no todo en la vida es infelicidad.

Pensar que todo en la vida es color de rosa es tonto, pero también es tonto pensar que todo es gris.

La vida tiene de todo.

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