Adjuntos

martes, 28 de diciembre de 2010

¡Sonamos con los evangelistas! (Comedia de avión)

La comedia, estoy seguro, la escribió Aristóteles en un avión. Volar es, definitivamente, la mata del chiste. Tienes ahí a toda la sociedad en una situación que estadísticamente se le da mal-- porque el porcentaje de personas que vuelan por primera vez es inherentemente alto. Entonces, bienvenida la comedia de orgánica de observación-- mi favorita.

Por ejemplo, en el vuelo Madrid-Miami la panita de enfrente estuvo moneando con el asiento de su hija un buen rato, moviéndolo, zarandeándolo, hasta que se giró y me dijo que quitara las rodillas. ¿Las rodillas de donde? Según ella, mis rodillas impedían que el asiento se reclinara la suficiente-- el de al lado se reclinaba más. Yo le dije que, a pesar de mi buena mozitud, no era Iron Man y que ya me hubiera partido las rodillas si me llegaba a dar.

Pero, volviendo al tema, ayer me tocó un evangélico en el avión. ¡Ay, la lacra de la humanidad! Prefiero un pedófilo antes que un religioso-- el pedófilo, por lo menos, tiene una filosofía tangible… Espera, eso sonó mal. Cambiémoslo a "aficionado de la F1". Que viene a ser lo mismo que tener fé, a todo esto… Creer que Alonso ganará, ciegamente, o que Jesús volverá y dirá "¡Alakazan, tus pecados borrados" es todo lo mismo, en mi libro. Con la diferencia que Alonso no inventó la F1...

Pues bueno, me tocó el evangelista. El panita venía leyendo, y esto no es mentira, "Jóven, ¿Qué harás con tu vida?" y yo pensaba "Pues nada útil, porque el "jóven" tenía como 30 años y estaba consultando manuales para ver qué hacer con su vida-- una mala estrategia, si alguien me lo pregunta; él estaba, además, subrayándolo, cosa que está muy bien, excepto cuando lo subrayas absolutamente todo, como él hacía… ¡Si lo vi hasta subrayar los números de las páginas!

En un momento, se levantó al baño. Yo ansiaba ese momento como una quinceñera anhela su primer Vals, así que le di un 3 Misisipí y lo seguí. Al final del avión, había un baño abierto, uno cerrado. Yo, que no soy MacGyver, me metí al abierto. Y ahí estaba mi compañero de asiento y hermano en Cristo. ¿Ponerle el puto seguro a la puerta no estaba en el manual de vida del man? Porque yo, si llego a escribir uno, lo pondría en el primer capítulo.

También quiero felicitarlo por haber dormido sin quitarle al plástico a la almohada/colcha que dan en American y por demorarse como 45 minutos en llenar el formulario de aduanas. Lo estudió como Galileo Galilei estudió a los astros. Si tan sólo se dedicara a darse a sí mismo esa misma mirada cuestionadora que le dio a "Nombre / Apellido", supiera que si necesitas un folletín o un Libro Caduco para que te ayude a tomar las decisiones importantes de tu vida, eres un poco imbécil.

Foto de Michael Righi

lunes, 27 de diciembre de 2010

Cinco años

Nunca he sido muy amigo del meta-artículo, pero hoy llegó. Todo empezó un 27, en un artículo en el que me disculpaba, por adelantado, de mis carencias sobre el lenguaje de la tecnología que tan intimamente abraza al de las letras en este medio. En estos años, cosas buenas han pasado. Gané un par de premios, salí en unas columnas, conocí a personas fantásticas, y fui puteado por una buena cantidad de gente. Pero si tengo que elegir mi satisfacción más grande, debe ser una a la que le debo las gracias a mi hermano Francisco Enrique, quien me convenció de enseñarle a mi padre estas cosas tontas que yo escribía. Cuando supe que mi padre las hacía imprimir y se las daba a sus amigos, tuve todo lo que quería.

Todo comenzó hace más de cinco años. En esa época, yo pensaba que "blog" era una publicación virtual de índole económica, por lo que leía en el Times. Luego, una persona muy querida, Andrea P., me enseñó un blog que escribía un tipo que contaba anécdotas graciosas desde la supuesta perspectiva de un pato. Muy gracioso, era el asunto. Aún así, veía el medio como lejano-- hasta que otra amiga, Mariella, me dijo que tenía uno: Ahí fue que yo dije: "Yo también puedo..." y así pasó. Y cinco años después, estoy muy agradecido. Gracias a todos los que me leen. Si una risa he arrancado, esto valió la pena. Gracias a todos, gracias por todo el pescado, y, sobretodo, gracias Papá. And papa, if you can hear me, look at them beans.

sábado, 25 de diciembre de 2010

¡Gracias a Dios, llegó Navidad!

A Mariella

Hace muy, muy poco, una amiga, por circunstancias propias de la inseguridad que vive Guayaquil, se vio forzada a abandonar un taxi de forma abrupta. Y por "abrupta", en verdad quiero decir que se tuvo que tirar del taxi a la calle. Una maniobra corajuda, sí, pero ocurre que buena parte de las reacciones de FB sobre esta anécdota apuntaban a que era Dios y no la valentía y capacidad de reacción de mi amiga a quien se debía de agradecer. SI es así, vaya desgraciado Dios, porque todos los que, por otras circunstancias, no salieron vivos o completos de un asalto no eran, entonces, tan dignos de ser salvados.

Hace unos meses, en SOLCA (un hospital especializado en pacientes de cáncer, para quienes no lo sabían) escuché a un grupo de gente orando. Decían, "Señór, para ti, el cáncer no es nada." Si bien intuyo de qué Señor hablaban, me gustaría saber con seguridad qué Señor era, porque para otros señores y señoras el cáncer es, por decir lo mínimo, una putada, y el desdén que se le atribuye al Señor este sobre la enfermedad me preocupa. El cáncer, a fin de cuentas, no discrimina.

Mi pregunta es, ¿hasta qué punto las virtudes, inspiraciones e ideas brillantes que sumadas hacen la diferencia en este mundo son atribuidas erróneamente a otra persona? Después de firmar una obra, sea cual sea, turro sería que alguien más diga "no, no fuiste tú, fue otro quien lo hizo". Si bien todos somos el compendio de experiencias e inspiraciones ajenas, la costumbre es que a los mentores sólo se les agradezca con un reconocimiento, no incluyendo sus nombres en las firmas. Y esto a los mentores más inmediatos.

Entiendo que para las cosas negativas sea más fácil o simple considerar que ha sido la voluntad de un ser superior que las cosas hayan salido como salieron, pero este "poner la culpa en otro sitio" se atribuye, creo yo, a que es la forma más fácil de conciliarnos con la verdad de que somos muy poco poderosos y que muchísimas cosas se escapan de nuestras manos.

Ahora, como conclusión, si crees que ha sido Dios y sólo Dios quien metió mano para ayudar a unos pero se olvidó de otros, pues vaya cretino el Dios ese. Si la respuesta yace en el "Dios obra de formas misteriosas", pues peor para él, porque las otras personas que actúan así suelen ser psicópatas-- pero, más allá de eso, "Dios obra en formas misteriosas" me suena más a "yo no puedo explicarlo". Y, finalmente, me gustaría que los méritos y reconocimientos fueran dados a las personas correctas.

Dicho esto, Feliz Navidad a todos. No porque la Navidad sea un feriado consumista quiere decir que este sea malo, pues dar y recibir hace feliz a la gente, y de eso se trata Diciembre. Y, sobretodo, de hacer feliz a los niños-- que ellos vean en qué creen, si eso les hace felices...

Foto de María José Cuellar

viernes, 24 de diciembre de 2010

Las diez mejores cosas sobre pasar la Navidad solo.

Pasar navidad solo no es tan malo. Hay muchas cosas que hacer solo en estos días, y hay muchas ventajas que aprovechar. Tanto así, que voy a hacer una lista de las diez mejores cosas sobre pasar la Navidad solo.

Las diez mejores cosas sobre pasar la Navidad solo.

1. Mmm… Eh… Pues… No hay tantos platos que lavar.
2. No hay tantos vasos que lavar.
3. No hay tantos cubiertos o implementos de cocina que lavar.
4. Bueno, quizás no tenga exactamente diez cosas en este mismo momento, pero dame una media horita más y lo saco. ¡Lo saco por que lo saco!
5. Se puede empezar a beber desde más temprano y no hay que manejar de vuelta a casa.
6. Todo el mundo sabe que no hay nada mejor que mirar las excelentes películas navideñas de diciembre. Solo, tienes derecho al mando todo el rato.
7. ¿Quién quiere, honestamente, ver a su familia? A la familia lejana, digo. Porque a mi mami nadie me la quita. Por eso es que sigo soltero. Pero bueno, hablaba de aquellos primos. Aquel tío raro. Aquellos sobrinos que gritan como si hubieran visto a un Papa Noel negro.
8. ¡Mira, es "Un cuento de Navidad" con Bill Murray!
9. Nada de cantar esos absurdos villancicos. ¿Cómo es eso de que los peces beben en el río? ¿De qué van esos bichos?
10. Si vuelvo a ver "Un cuento de Navidad" con Bill Murray una sola puta vez más, te juro que me consigo la dirección del programador de CBS y lo arrastro hasta que las entrañas se le desintegren por la fricción contra la acera.

Foto de Luca Rossato

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Sobre mudanzas y andar en tacones

"El que guarda, guarda pesares", decía mi abuela. Mi otra abuela, en cambio, decía "Guarde, mijito, que algún día servirá para algo". Nada que hacer, mi primera abuela le ganó a la segunda en sabiduría de mudanzas. Si llego a ver otra caja vacía guardada dentro de otra caja dentro de otra caja más grande dentro de una bolsa aún más grande, me pego un tiro.

Pero bueno, guardar cosas es entretenido. Tampoco quiero salir del closet todavía, pero confieso que me probé unos tacones. Y de los altos. Es que encontré unos y debían de haber sido de una man bien patosa, porque me cupieron. Porque claro, todo empezó con un "¿me cabrán?" y pasó a un "vamos a dar unas vueltas en mis nuevos Jimmy Choo, y debo confesar otra cosa: ¡duelen, los desgraciados!

No sólo duelen en los pies, sino que duelen en todos los otros músculos de las piernas. Ahora, no es tan difícil mantener el equilibrio-- por lo menos ebrio, que fue como obviamente decidí ponérmelos. Pero bueno, empatizo ahora, un poco más, con las pibas quejicas. Pero tampoco nos volvamos locos, afeitarse con una cuchilla, a la antigua, sigue siendo más arte que dar una vuelta en tacones… Ahora que lo pienso… Afeitarse con cuchilla en tacones… ¡Eso tiene que ser un arte! Por lo que, en conclusión, los travestis tienen que ser los machos alfas más alfa de toda la alfasidad.


Foto de Andrea Rinaldi

miércoles, 15 de diciembre de 2010

¿Sabes qué me cabrea? La gente feliz y la felicidad, en general

Hoy me levanté con el pie izquierda. Y gracias a Dios, porque ya había tenido muchos días de felicidad, y odio la felicidad. Odio a la felicidad y a la gente feliz-- esa gente que va sonriendo como que si la vida fuera un chiste, como si ellos supieran algún secreto que les ha llenado de un joie de vivre y que yo desconozco. Conozco, sí, que no hay ningún secreto y esta gente está básicamente mal informada. Y quisiera yo, a punta de bofetadas, sacarles la alegría.

Por suerte, hoy estoy deprimido. Ayer me di asco viéndome lo contento que lucía, pero hoy todo ha vuelto a la normalidad. El cielo está gris y los pajaritos han sido asesinados por las ventanas limpias.

Líbranos, Señor, de la gente feliz. Y, Señor, por amor a ti mismo, ¡no les des café! Un poco de cafeína y la felicidad se les sube a la cabeza e intentan convencernos a los demás de que sonriamos, de que seamos felices, que lo veamos por el lado bueno… Sonreiré cuando te atropelle un tren cayendo del espacio, persona feliz-- pero, de momento, con que te calles basta.

¿De dónde salió esta enfermiza idea de que hay que compartir los logros, los sentimientos, la felicidad? Haced como yo guardarlos en una botellita muy dentro del alma. Mi psicólogo me dijo que era lo más saludable y mira ahora lo bien que me va.

Foto de Parée

sábado, 11 de diciembre de 2010

El Dr. Alacrán

Una vez, hace mucho tiempo, tanto que no recuerdo exactamente cuándo, durante un frío diciembre en mi alma, me picó un alacrán en la playa. Los muy desgraciados tienen, aparentemente, el hábito de dormir en lugares oscuros, cálidos y olorosos, y siendo mis zapatos idóneos frente a las mencionadas condiciones, uno se escabulló en ellos un día. Y yo me lo puse, considerando mi derecho divino no revisar mis zapatos antes de calzármelos. El alacrán, sin embargo, tenía una idea distinta sobre qué eran mis derechos divinos y me picó.

Y se salió con la suya, el muy desgraciado, porque ni quiera lo aplasté-- y claro, quién va a perseguir a un alacrán con el pie mocho. Sobre el dolor, el esparcimiento de la piel, el color, la hinchazón, la agonía, la fiebre que la acompaña, el sudoroso desconcierto propia de los enloquecidos y los ebrios, las palpitaciones que harían posible sacar la medida del ritmo cardíaco solamente usando los poderes de la observación, sólo puedo destacar una cosa, y una cosa nada más: ¡duelen estos desgraciados!

Y nada, me llevaron al centro de atención médica más cercano de Montañita, el de Manglaralto, si mal no recuerdo, un centro oscuro, húmedo y arenoso, como el resto de sitios asentados en la costa, y me atendieron con celeridad. "¿Qué Alacrán ha sido?" me preguntó el médico. "No sé, no le cogí la matrícula" fue lo que le dije, pero una puteada en mi cabeza continúo, haciéndose con lo mejor de expresión facial. Aparentemente, en temas de venenos, lo idóneo es capturar al bicho que te haya infligido la herida.

Pero claro, ¿qué vas a hacer en ese momento? Ni MacGyver llevaba consigo una red. Indiana Jones llevaba un látigo, pero ¿se podría hacerle un nudo al pescuezo al man y llevarlo cual perrito de paseo? "No, Pinzitas, no vamos al veterinario, vamos al parque, no te pongas nervioso". ¡Qué pregunta la del médico! ¿Cómo que si tengo el alacrán en cuestión? ¿Qué, lo voy a producir de mi bolsillo, quizás? ¿Desde aún dentro del zapato? ¡Ay, doctores del mundo! Y, ¿cuántos tipos de alacranes pueden haber en nuestras costas? El que salió en "Escorpión Rojo" ciertamente no era. Bueno, que sirva el dato para los demás: Si un león te muerde en tu paseo matutino al rededor de la savana, no te olvides de llevártelo al médico...

Foto de Articulate Matter

jueves, 9 de diciembre de 2010

J'ai trouvé


Caminando por Barcelona, encontré esta genialidad cómica y la fotografié de la mejor manera que pude. Desnudo.

domingo, 5 de diciembre de 2010

¿Sabes qué me cabrea? El frío

Y sé que hace unos días hice un "¿Sabes qué me cabrea? La nieve", pero esto es completamente distinto, pues esto va de la gente y cómo lleva el frío. Primero que nada, me cabrea la gente a la que le gusta el frío, porque es turrísimo tener que andar poniéndonos más y más ropa, cuando es mucho más cómodo y sexy quitárnosla. ¿Sabes que te digo? Aquel al que no le moleste ponerse más prendas, no merece reproducirse. He hablado.

Además, si tienes calor, sudas. Y ya está. La temperatura del cuerpo se regula más rápido. O, si no, cómprate una sombra, muchacho, y deja de molestar tanto. Detesto, además, a la gente que en clima cálido no puede andar sin aire acondicionado, ¡si nos vas a enfermar a todos con el cambio de calor a frío! Pon un ventilador y haz como el resto de nosotros, y suda.

Si bien ya dije que no entendía a la gente que no se queja del frío, es fácil asumir que tampoco me cae bien la gente que vive en estos climas. ¿Qué, no has descubierto África/América? ¿Quién prefiere vivir en Helsinki pudiendo vivir en Guayaquil? Y hé aquí lo raro, que a pesar de que estos sitios sean tan inhóspitos, por lo general, los países fríos están mucho más desarrollados que los de nuestra América. ¡Esto no tiene ningún sentido!

3xLos países del norte-norte pasan mínimo tres meses de frío-frío y aún así son más productivos que nosotros. Dime tú, ¡cuántos días malos hay en Ecuador? Y no hablo de ese "¡uy! ¡hacen 20 grados! ¡Achachai! ¡Ototoi! ¡Me voy a pasear por el malecón con mi chompa!" Si no de ¡qué frío, carajo, no quiero ir a pasear al malecón del perro porque, si llega a mear, se queda el pana clavado al suelo!"

Foto de Andreas Wonisch

jueves, 2 de diciembre de 2010

¿Sabes qué me cabrea? La gente a la que no le importa la gente

En este mundo hay gente mala. Gente que es mala sin ningún motivo aparente. Pesados que creen esta por encima de las convenciones sociales. De las normas. Ese que se te cruza en la fila, en el tráfico, que responde mal, que no devuelve el saludo, que no dice gracias cuando le aguantas la puerta, que te tropieza y sigue como si fueras tú el fantasma de las navidades pasadas. Gente que cree que se puede salir salirse con la suya-- y, generalmente, lo hace. Pero, ¿como llegaron a ser así estas personas? Yo te digo quién tiene la culpa: es nuestra.

Porque, de lo que he visto, somos nosotros los que dejamos que estas personas se salgan con la suya cuando callamos, cuando no reclamamos, a veces por no perder el tiempo, a veces por no meternos en problemas, a veces simplemente por miedo. Pero sucede que no sólo el triunfa el injusto, el maleducado, el vulgar, cuando se calla un justo-- también pierde el siguiente justo a la que esta persona soez se vaya a encarar, porque cada vez que no alzamos la voz, a este tipo se le suben aún más los humos y repetirá sus formas con el siguiente inocente que se le cruze.

Entonces, propongo que empecemos a decir las cosas. Tampoco sugiero que uno entre en conflictos, pero hay que hacerle saber a los asociales qué están haciendo mal, y hay que decírselo alto y claro. Quizás al tipo aquel no le interese escuchar, pero quizás otra persona, otro inocente observador, sepa que también puede quejarse y reclamar. Así, eventualmente, espero, viviremos en una comunidad menos desagradable. O, por lo menos, más sana mentalmente.

Ilustración de Fabrikante