Adjuntos

domingo, 31 de mayo de 2009

viernes, 22 de mayo de 2009

miércoles, 20 de mayo de 2009

F1 XXXIX (106, 107)

Jenson Button, Gran Premi de Catalunya 2009


Circuit de Catalunya, entre curvas 4 (Repsol) i 5 (Seat)

martes, 19 de mayo de 2009

Encontré

En una contrucción en Pineda del Mar. Nunca vi un ícono tan completito, con sus zapatitos, el copete... sólo le falta un maletín


Revel without a cause; Santa Susana

domingo, 17 de mayo de 2009

Se va a acabar el mundo

Supongo que es eso; cuando me desperté estaba sonando en bronce el campanario de la iglesia por la que vivo. Ahora que vengo de dormir la siesta, me despierta el mismo sonido. Yo no sabía que había más de una misa por domingo, que si lo pienso, es la explicación probable. Sin embargo, puede ser que las campanas hayan sonado desde que me desperté por la mañana hasta que me levanté de hacer la siesta, actividades que por comodidad realizo seguidas.

Si las campanas no han dejado de sonar por esas tres horas, quizás es que se esté acabando el mundo. ¿Era eso no de lo que eran heraldos, verdad? Eso o inundaciones, qué se yo, que hace tiempo que el padre Varas no da teología en la católica, y si no habla él yo no me entero de nada. Algo recuerdo de una clase sobre el juicio final, que no es el que se le debe hacer a los banqueros especuladores, sino con el que se acababa el mundo; así lo revela Juan  en su hábilmente llamada Revelación a Juan.

Juan miró hacia el futuro y vio el apocalipto. Por qué Mel Gibson fue el privilegiado por Juan, nunca lo sabremos, mas lo que sí está claro es que la película del fin del mundo incluye siete sellos, dragones, teofanías, trompetas, copas, prostitutas y corderos. Es casi la novela irlandesa definitiva. Al final del cuento, el cordero le gana al dragón, ve  tú a saber cómo, pero el monstruo vuelve a dar un último susto cuando los persas y los partos (básicamente Irán) lo reviven 1000 años después sólo para que vuelva a caer vencido. 

A todo esto, cuando se habla de la Iglesia, conviene saber que el sombrero del Papa no se llama sombrero, se llama tiara si es el grandote, mitre si es el normal, o zuchetto si es el que va sobre el parietal. Esto es importante saber porque si te metes en un debate en el que quieras concluir que el Papa vive en estado de opulencia, no puedes argumentar, como hice una vez, que él debería vender el sombrero porque pierdes contundencia y quedas como ignorante.

En fin, las campanas aún resuenan y retumban y yo me estoy volviendo loco--  el copete ya se me puso alfalfa como a Cruela en esa película sobre los abrigos y los perritos.

viernes, 15 de mayo de 2009

Todos deberían leer Larra. Mejor si se empieza a hacerlo con "El día de Difuntos de 1836"

"Bendito sean los muertos", cita Larra en latín. Con esta idea, empieza a explayarse sobre la condición de lo que estamos vivos entre instituciones e ideales que han muerto. La voz narrativa cree haberlo visto todo y no haber entendido nada, por lo que se siente peor que un "militar que ha perdido una pierna por el Estatuto, y se ha quedado sin pierna y sin Estatuto".

Es el día de los difuntos y Fígaro no entiende por qué la gente va al cementerio a visitar a sus finados, si ellos mismos están más muertos que nadie. "¿No tenéis espejos por ventura?" La paz y la libertad de los muertos separa la condición de los madrileños que desfilan para entristecer al asombrado testigo.

Larra declara muerta todas las instituciones de la corte, sus gentes y hasta su propio corazón. ¿Sufre Larra al escribir "El día de Difuntos de 1836"? Los epitafios que inventan son, ante todo, jocosos; si leerlos aduele, es porque se identifican como ciertos, verdades que hacen reflexionar que las cosas no van como deberían-- que nos riamos al leerlas no las desmerece, es sólo señal de que Larra convertía todo lo que escribía en oro.

Pero podría "El día de Difuntos de 1836" ser tomada como una crítica, en contraste a interpretarla como la propia decepción del autor. Las últimas líneas del texto, sin embargo, encaminan cualquier posibilidad de desestimar la profundidad de la preocupación de Larra al olvido-- el epitafio escrito en su corazón dice que ahí ha muerto la esperanza.

¿Y qué de la gracia del artículo? ¿Impide esta profundizar en su contenido? La imagen de Fígaro tanteando sus bolsillos donde sus dedos son "otros gobiernos" y sus bolsillos el pueblo español, su comparación "¡Fuera –exclamé–, fuera! –como si estuviera viendo representar a un actor español–: ¡fuera!"; sus ingeniosos epitafios: en el de los ministerios se lee "«Aquí yace media España; murió de la otra media»."

Es difícil entender el tono de la ironía del autor. Si él pudiera decirnos cómo leer el artículo, ¿recomendaría un tono grave y pausado o un ritmo burlón y fresco? Más que nada, no le tendría que cambiar más que la fecha del título y el apellido de alguna referencia política, pues la verdad de hace 173 años es la realidad de hoy.

Fígaro en el cementerio tiene la sobriedad necesaria para ver más allá de la verdad y catalogarla con la palabra precisa. Larra borda la realidad con hilos dorados de retórica-- si bien un fragmento en latín encabeza la idea principal, las cinco palabras primeras no prevén la profundidad audaz a la que llegará el texto.

lunes, 4 de mayo de 2009

De cultura

Desde hace relativamente poco estoy involucrado en un programa radial. Ahora me han pedido que hable de cultura, y más o menos improvisé (lo que en vago significa "no lo quise escribir") lo siguiente:

Cultura. Una palabra con muchas letras. Hay muchas definiciones de cultura, pero yo me quedo con la que dicta que "cultura" es todo aquello producido por el hombre, por lo que no se puede ser inculto, pues todos fuimos producidos por un hombre-- y una mujer. "Inculto" es, entonces, otra forma de insultar a alguien de "bestia", o "animal", pero es la forma que suena más culta para hacerlo, mas los que se creen cultos y andan por ahí llamando a la gente "inculta" son en verdad las bestias, pues de una forma u otra, todos somos ídem.

En la sección de cultura de hoy vamos a hablar de miembros, no de miembros de clubes o miembros John Holmesianos, sino de miembros cortados. Pero ya que salimos con Holmes, lleguemos al tema contacto la anécdota de Obi-Wan Kenobi, de quien se comenta que para poder sustentarse económicamente adquirió un trabajo en un cabaré de Tatooine bajo el nombre de 'Obi-Wan qué nabo'. El Strip-tease es un arte, pues todos nos desvestimos, pero hay gente diseñada para hacerlo de mejor manera y por verlo hay quienes estamos dispuestos a pagar. La gente que no está capacitada para desvestirse por dinero generalmente se hace escritor, como es el caso de Woody Allen, quien si se llegara a quitar la camiseta probablemente sería pagado para volvérsela a poner. 

Quitarse la ropa, o mejor aún, ver a una vecina bien formada hacerlo, es divertido. Lo que no es divertido es que te quiten una parte del cuerpo, y como hablábamos de Las Guerras de las Galaxias, sigamos con Lucas y su obsesión por cortarle cosas a la gente: en su saga más famosa hay 13 pérdidas de apéndices del torso que incluyen la cabeza, los brazos y las piernas; a fin de cuentas, algo parecido al gusto de La Novia en la películas de Kill Bill, donde ella hace un festín del corte y desconfección; que no se diga que Tarantino le copió a Lucas, claro, más probable es que los dos hayan visto Yojimbo de Kurosawa. Pero no juntos.

Perder partes del cuerpo es a veces una cosa de la que se habla sin pensarlo mucho: perder la cabeza por amor, me costó un ojo de la cara, me dejé el pulmón. Pero pocos se lo toman realmente en serio, el caso más interesante en estas cosas es el de Van Gogh, quien, queriéndose gastar un ojo de la cara en el regalo para su novia, tuvo la visión de ir más allá-- más allá en dirección tempo-occipital-- y darle directamente su oreja. Bíblicamente, las mujeres siempre andan pidiendo la cabeza de alguna persona, acompañada, eso sí, de una bandeja de plata, mas ahora las mujeres lo que piden son otras partes del cuerpo desanexadas, cosa que me parece que puso de moda una tal Lorena.

 Hace poco vi una recreación fotográfica de un Caravaggio en el que David anda por ahí con la cabeza de Goliath, qué divertido ir por ahí con el saldo de un decapitado, ¿no? Hoy en día un héroe no llevaría tal trofeo encima, mas seguro que igual sería interesante ver a alguien ir por ahí a lo Manson. ¿No? Después de esta pregunta retórica miré al resto de mis compañeros en la mesa del locutorio y vi que me miraban raro. Sentí malas vibraciones y decidí dar por acabada la sección; más tarde ellos decidieron dar por terminado mi espacio cultural y mi asociación con el programa.