Adjuntos

viernes, 25 de abril de 2008

Fotos XXIII (53, 54)

Está bien dar a conocer el concurso, pero ¿decir que es de a bolsa? ¿Qué clase de publicidad es esa?


http://galerie-waldi.de/


domingo, 20 de abril de 2008

Reflejos y extensiones de Miguel Ángel Vivas

- Esto queda grabado. Todo lo que digas puede ser usado en tu contra. Empecemos por el principio. Empezar con el asesinato de un bebé, ¿no hay una regla-no escrita en el cine que diga ‘nunca mates a un bebé’?
- Sí, totalmente. La idea de hacer eso era echar a todo el mundo de la sala que no quisiera ver la película. La gente me decía que era poco ético empezar con esa secuencia. Yo creo que lo poco ético es empezar con una comedia romántica y de pronto, a mitad de la película, pasar a una escena de zoofilia o un asesinato de un bebé, una cosa brutal que rompa los esquemas de lo que estás viendo. De alguna forma creo que es más ético dejar claro desde el principio que vas a una película dura y densa y que el tema es ese, va sobre un asesino de niños, dejarlo claro desde el principio, dejar claro que la película iba a tener ese estilo y sobretodo cogerte. Hay una regla de guión no-escrita que dice 'empieza con un terremoto, y de ahí, hacia arriba.'

Miguel Ángel Vivas, guionista y director de cine, habla en sevillano dentro de una cafetería sobre su último largometraje, estrenado en 2002, “Reflejos”. Él es joven y aparenta aún más juventud. Su habla es rápida, cuando no gesticula enérgicamente, garabatea compulsivamente una servilleta. Pide un café.

- Es un juego, y yo me planté el guión como una montaña rusa. Cuando voy al cine me gusta que jueguen conmigo, que me engañen, me hagan sentir rabia, que me cabreen, que me hagan reír. Pues a mí me gusta también hacer eso y empezar con esa secuencia está creando un sentimiento, una emoción en el espectador, sea buena o mala, sea acordarse de toda mi familia, es una emoción más, por lo menos.
- Igual la historia no es tan gráfica. Tienes el toque de ser más verbal, de decir las cosas sin enseñarlas.
- A mí una cosa que me gusta mucho en el cine es cuando eres capaz de ‘oler’ una escena, no de verla, porque verla es muy fácil. Ver a una persona muerta a veces es muy fácil, a veces funciona, a veces es importante en la película. Pero me gusta más cuando entras en un lugar donde ha habido un asesinato, por ejemplo, y te entran nauseas, no ya por lo que estás viendo, sino por lo que estás sintiendo.

La conversación se desvía. Él menciona La ventana indiscreta para describir una escena de morbo. Pregunto si el filme es un ‘whodunit’ hitchcockiano. Él dice que no, que con Hitchcock siempre se sabe quién es el malo y quién es el bueno, que la obra del maestro del suspense es más de McGuffines. Miguel Ángel Vivas dice que no existe intencionadamente un juego de adivinar quién es el asesino en Reflejos, sino que lo hay por la imposición comercial de enganchar al espectador.
Como no es un whodunit, al lector de esta entrevista no le arruinará la experiencia de ver posteriormente la película conociendo que, a fin de cuentas, el padre del bebé asesinado en la primera secuencia es el perpetrador de la matanza.

- Creo que doy suficientes pistas desde el principio de quién es el asesino.
- La más clara es cuando dice el personaje de la forense que los psicópatas empiezan matando a los que están más cerca de ellos, socialmente, y luego se van alejando de ese círculo. ¿Es eso licencia?
- Me gusta mucho la documentación en mis guiones. Me gusta mucho leer, lo reconozco, y soy muy curioso en todo. Preparándome para hacer este filme me leí como tropecientos libros de psiquiatría, sobre mentes, sobre esquizofrenia, sobre asesinatos, y sí llegaban a decir eso en uno que otro. En el Silencio de los Corderos hay algo parecido cuando dice que ‘apreciamos lo que tenemos cerca'. También está presente el hecho de que el psicópata lo hace porque sí, por aburrimiento. Un psicópata no es un “asesino”, una cosa es el asesino y otra es el psicópata. Psicópata es el que lo hace porque carece de sentimientos, y al carecer de sentimientos se aburre. Eso lo quería dejar muy claro, él lo hace por aburrimiento.
- Y lo dejas muy claro cuando dice él, muy tranquilamente, que estuvo dieciséis meses intentando tener un niño y se demoró dos minutos en matarlo.
- Me gustaba trabajar sobre eso, sobre el personaje que es así porque sí. No buscarle motivaciones, no buscarle ese pasado culto, froidiando, que tan de moda estaba en los años 50 en el cine.
- Tengo unas preguntas más técnicas.
- Cuidado que estás hablando con un profesor de realización cinematográfica.

Miguel Ángel Vivas me explica que el encuadre cerrado de los personajes en la pantalla, dejándolos ‘sin aire’, como se dice, es una de sus marcas de estilo. La luz que estalla en las ventanas, los reflejos de la luz que parecen crear perlas en la imagen, cosas que se consideraban “sucias” en los ochenta y los noventa, son ejercicios de estilo e identidad propia, su sello. Pregunto por una toma en una discusión entre el detective y su esposa, hecha con lente bifocal.

- También es un ejercicio de estilo. En todo lo que hago siempre me busco la manera que en todas mis películas, en todos mis cortos, mis videoclips, todo, haya una lente bifocal. Welles lo había llegado a hacer con retroproyecciones, con unos angulares de la leche. El bifocal es una lente partida, una parte de la lente es un macro-objetivo con un foco fijo en la que tu acercas o alejas al personaje de la cámara, o la cámara del personaje, hasta coger el foco correcto, y la otra mitad que para coger el fondo tiene un foco cambiable. Con esto puedes tener a alguien en muy primer término, a foco, y a fondo a alguien muy alejado de ese personaje también a foco sin tener que usar un angular. Es lo que llamo “efecto comic”: en un comic tu puedes dibujar un personaje en primer término y dejarlo que se vea perfectamente y en el fondo puedes dibujar a un personaje con la misma resolución. Es una cosa que en cine no se puede hacer. Me gustan mucho los comic, son una influencia muy grande en mi trabajo, entonces siempre intento meter ese detalle en un sitio donde narrativamente funcione, nunca lo he metido porque sí. En este caso sirve para el ‘tan lejos, tan cerca’, están separados pero a la vez hay algo que los une.

La lente bifocal está también presente en un corto que dirigió un año después de Reflejos, en Portugal. Un paella western con zombies en vez de indios. La conversación se va por la tangente de lo difícil que es encontrar su obra en las tiendas. El lugar más generoso para encontrar las obras Miguel Ángel Vivas es la FNAC, que sacó una colección de dos volúmenes de Los Mejores Cortos del Cine Fantástico Español. Hay tres cortometrajes suyos en esa colección.

- No nos alejemos de la secuencia en la que discute con su esposa.
- Mi secuencia preferida de la película.
- Me parece que una vez dijiste que ya no te gustaba, que si la pudieras hacer ahora, de nuevo, la harías completamente distinta.
- La haría totalmente distinta, sí. Pero toda la película la haría distinta.
- Pero qué ha cambiado, ¿tú?
- Hombre, todo el mundo al crecer cambia. Somos diferentes a mejor o a peor, y quizás ahora la haría peor, no sé. Yo la veo hoy y la veo demasiado dramática. Demasiando shakespeariana, por decirlo de una forma, todo es un tormento, todo es un drama en cada frase: ‘Dime dónde has estado, has estado con ella, ¿verdad?’ ‘No, no te lo voy a decir, cállate’, ‘No me callo, dime la verdad; cuando me gritas al menos no me ignoras’. Es todo demasiado dramático y hoy por hoy la veo y me hace broma, me la tomo menos en serio y creo que le falta dar una vuelta a la secuencia en ese sentido, se puede ser igual de dramático sin caer en lo obvio. Ambos actores se pasan de dramáticos. Pero sí es verdad que un su momento es la secuencia que más me gustaba, a la que más le cogí cariño a la hora de planificarla, de rodarla, de ensayarla. Esa secuencia sacó mucho de los ensayos, donde improvisamos muchísimo, trabajando sobre diálogos buscando darle vueltas a la situación.

Miguel Ángel Vivas desnuda la magia del cine cuando cuenta cómo rodó una escena en la que el protagonista casi tiene un accidente de tránsito. La técnica es simple, pero en pantalla el efecto es impresionante. El agradece a la lente teleobjetiva, que da la sensación de unir cuerpos en la pantalla. Pregunto cómo se hace llover en una película, y la respuesta, que incluye mangueras y motobombas, deriva a Sin City.

- El tema de la lluvia en la película parte de un comic que me gustaba mucho, que era Sin City, que todavía no se había hecho la película ni se estaba planteando hacer la película, y el comic sólo era para los friquis como yo. Yo quería que la ciudad en la trascurra la historia sea Sin City, una ciudad distorsionada por los claroscuros, por lluvia, para que sea imposible identificar en qué ciudad estamos. No quería ser localista, querías ser más cosmopolita. La cuestión de crear un universo propio es algo que me gusta plantearme y en esta película lo preparé mucho.

Pregunto por uno de los últimos asesinatos y cómo ‘avanzaba’ la historia. Él tampoco lo tiene claro. Sí coincidimos en lo inverosímil que es que el personaje de Emilio Gutiérrez Caba haya tenido relaciones con el personaje de Ana Fernández.

- Todo el mundo dice que es lo que menos se creen de la película, que una chica tan guapa como Ana, que por cierto, acaba de ganar el premio a mejor actriz en Málaga, se pudiera juntar con alguien como Emilio Gutiérrez Caba estando con George, el señor George La Pasión Turca, que es una persona bastante atractiva. Fue una decisión de casting. Cosas peores se han visto.

Cuando menciona al francés George Corraface, el protagonista de Reflejos, a quien dice admirar, pregunto sobre el problema que suponía el acento francés.

- En España estamos muy malacostumbrados. La audiencia americana ve a Harry Potter que tiene un acento tan marcado y a nadie le molesta. Ven Memorias del Este y tampoco les importa. Nosotros en España no somos capaces a aceptarlo porque estamos tan malacostumbrados con el doblaje que solamente hay un único acento en el cine, el de Valladolid. Hasta cuando vemos en una película española a un personaje hablando con un acento gallego nos hace gracia porque no estamos acostumbrados. Es una pena, eso. En esa época iba al metro y escuchaba mil idiomas a la vez, toda la gente hablando mil acentos a la vez y digo ‘nadie se va a enfadar por el acento, es imposible, si escuchamos mil acentos cada día; nadie habla como las películas’. Pero sí, sigue molestando muchísimo al espectador medio los acentos porque estamos acostumbrados a las películas mal dobladas, a lo erróneo, de hecho.

La conversación sigue, el café se acaba. Miguel Ángel Vivas ama lo que hace, su melopoeia lo hace evidente. Su próximo filme será en doce planos pero eso no le impedirá explayarse en su dominio técnico, en su sinceridad.

- Yo no creo en el dogma, al final, todas son decisiones técnicas.

sábado, 19 de abril de 2008

192

a lea i birte

Todas las calles pintadas amarillas
los pájaros vuelan con la panza al cielo
los árboles se trepan en las rendijas
i los parques se desbordan por el suelo

Todos los hombres descansan en la hierba
los niños bailan sus cometas al viento
el león duerme tumbado al sol la siesta
i despacio beben del lago los corderos

El salmón vuelva con la brisa en las velas
atraviesa las nubes rosas con sus alas
en la cúspide del techo de la tierra
toma la miel i desprecia a la manzana

Sólo tiembla la oscura sombra nocturna
está ahogada al cuello de luna llena
es invierno i la nieve abriga la cuna
en la que duerme la flor de primavera

martes, 15 de abril de 2008

El Tigre, de William Blake


¡Tigre! ¡Tigre! Quemándote brillantemente
en los bosques nocturnos
¿Qué inmortal mano u ojo
pudo enmarcar tu temible simetría?

¿En qué distante profundidad o cielo
ardió el fuego de tus ojos?
¿En qué alas osó Él especular?
¿Qué de la mano que se atrevió al fuego capturar?

¿I qué del hombro, i qué del arte
que pudo retorcer los tendones de tu corazón?
I cuando tu corazón empezó a latir
¿A qué temió la mano? ¿I a qué temieron los pies?

¿Qué del martillo? ¿Qué de la cadena?
¿En qué horno estuvo tu cerebro?
¿I qué del yunque? ¿Qué horrible tensión
osó apretar su mortal terror?

Cuando los cielos arrojaron sus lanzas,
i regaron al cielo con sus lágrimas
¿Sonrió al su obra ver?
¿Aquél que hizo al Cordero te hizo a ti?

¡Tigre! ¡Tigre! Quemándote brillantemente
en lo bosques nocturnos
¿Qué inmortal mano u ojo
osó enmarcar tu temible simetría?

- William Blake

Los hermanos Wachowski han asesinado a Meteoro

lunes, 14 de abril de 2008

Manifestación China anti-Tibet en Plaza de España, Madrid 14 - 04 - 08










http://www.elpais.com/articulo/espana/Centenares/chinos/apoyan/Juegos/Pekin/calles/Madrid/elpepuesp/20080414elpepunac_29/Tes

http://www.elmundo.es/elmundo/2008/04/14/madrid/1208193544.html

Manifestación China anti-Tibet en Plaza de España, Madrid 14 - 04 - 08









sábado, 12 de abril de 2008

Fotos XX (38-42)









Düsseldorf

El humo en el Trinkhalle, una nube, es el techo, se lo respira se quiera o no, la música suena pero sin los bajos, los parlantes colgados de los percheros desprenden la música que termina de repletar la sala de setenta metros cuadrados rebosada de cuerpos, volver e ir, ir i volver hasta la barra es un cuerpo a cuerpo asqueroso, there's Jerry all over the place, la música ya llega hasta el suelo i la copa de Soul motownesino, una cerveza sin nombre ni apellido, dicen que es Veltins, nos acompaña a los cuatro cuando decidimos salir i respirar, una vez en la calle, desde el calor somático al frío del cambio climático, la música regresa filtrada por la puerta, es Leela James pero sin los bajos, recuerdo las horas anteriores en las que Rasen me hace conocer el Tonhalle donde vive el piano de cola que usan en el auditorio del aura personal que se vive cuando menos de un centenar de oídos atienden lo que espero haya sido un Steinway, subimos i entramos en la sala principal, su cúpula de planetario, sus paredes demasiado brillantes para ser abedul, ensaya el coro la presentación de la tarde, escuchamos un poco, no lo suficiente para identificar qué estaban cantado, pero los miembros de Polizeichor Mönchengladbach suenan demasiado bien para ser policías, que según Frank Sinatra no tienen ni un céntimo de ritmo, bajamos al museo que se permite tener el Tonhalle, fotos de instrumentos con sus hombres i mujeres, i luego la rara oportunidad de ver el museo de vidrio vacío, recuerdo la nashviliana que me prometió te soplaré una pipa, mentirosa nunca me llegó nada, cuando se vuelve a abrir la puerta escapa el humo bar i quizás entre el aire puro, Angie Stone flota en el humo, salen más de los que entran, si esperamos lo suficiente quizás pronto se vacíe la sala, se haga compenetrable, recuerdo la vista desde el reloj digital en el cual no se entiende la hora, cinco segundos una luz, diez segundos otra, el Rheinturm Düsseldorf, con sus ventanales que se clavan en el vértigo, a ciento setenta metros del valor, entramos al bar cuando ya han salido varios, conseguimos sentarnos, ya se está mejor, Patti LaBelle está proyectada, pienso en el camino ondulante donde se aprecia la ilusión óptica de creer que lo curvilíneo es recto al lado del Rin, que también es pura curva, como buen río destinado al comercio, caminamos, vemos a la gente pasar, la gente pasando nos ve a nosotros, cruzamos por la feria, los carritos chocones no se chocan, se nota que van manejando alemanes, alguien se levanta a pedir una ronda más de cervezas, la acepto, Carla Thomas canta, siempre sin los bajos, llego a Düsseldorf, Rasmus me espera, nos trepamos a un tren ligero sin pagar, recorremos la ciudad de casas flacas i altas, cada una un color distinto, los alemanes no son todos rubios, nos detenemos más allá de donde los ricos rusos hacen las compras a tomar una Schumacher fermentada ahí mismo, desde Colonia detestan a la ciudad porque no son ellos la capital, como todos saben que debería ser, así le dio la gana a los británicos, las calles son grises, plata a pesar de que sólo hay nubes, el silencio no es propio de la capital de la moda, los estudiantes se pasean, viernes chiquito, ya se me está acabando la cerveza, no sé de dónde sacó Grass tanta fantasía, pues los vestigios de la reconstrucción destruida i vuelta a construir dejaron bien enterrado al misticismo germánico, Mica Paris le da paso a Ann Peebles, no recuerdo haber escrito la letra que luego Rasmus, improvisando el castellano grabó pero me sé que si tú eres mi hermano el gato es mi primo es algo que seguramente puse yo, por lo menos en letra, Gladys Knight canta, yo ya no puedo más, estoy muerto, pero llegan los amigos que vienen desde Hamburgo por lo del cumpleaños de Rasen i nos toca quedarnos dos horas de más a los que nos vence el sueño, termina Nina Simone cuando recuerdo haberle conocido por primera vez en La Rochelle, en el 6 bis general leClerc de Mme. Sallé, no tiene cara de ser mal tipo, recuerdo haber pensado cuando íbamos al Eurocentres à velo, termino la tercera cerveza, sigo sin entender el idioma de los caballos, soy un neumático pinchado, escribo kertesianamente mientras espero, al fin vamos de vuelta a casa, caminamos dentro del frío, son tres pisos los que hay que subir, el colchón al suelo, no hay cómo desvestirse con este frío, concilio el sueño cuando los otros nueve lo permiten, sueño con océanos prehistóricos oscuros, despierto cuatro horas después, qué bien hablan alemán los alemanes, son muy cultos, desayunamos, si es que a esta hora es todavía desayuno, carne cruda i cebolla de la blanca sobre pan i sal, Zwielmitt dicen que se llama, café, Fanta, han puesto el VHS que Die Fantastischen Vier le regaló dedicado a Rasmus, luego bajamos seis a comprar i traer la cerveza, nunca he visto una tienda con sólo javas a venta, por lo menos no tan grande, le pregunto a Rasmus por qué van descapotados los descapotables si es invierno, no, es verano, me dice él, pero si aún hace frío, cada uno vuelve con una java, cómo pesan, son de veinte chelas cada una, en preparación para la fiesta que se viene hay 8000 gramos de palomitas de maíz, 1/4 de Kahlua, 1/4 de Rioja, 1/4 de Fürst Uranov, ocho cartones de litro i medio de jugo de naranja, 1/4 de una botella cuyo nombre no distingo, quizás Vodka, 1/4 de Wodka Gorbatschow, como el que regalaba Lisa en su casa, dos Havana de tres años, cuatro Don Diego, Bacardi Superior blanco, media Müller-Thugrau, media Cassissée, media Bols Blue, media Limoncino, dos Rose's Lime Juice, media Blue Curacao, una docena de limas, doscientas Hansa Pils de medio litro cada una, nueve cocas i seis Schweppes Tonic Water, un hombre llega a su casa, su esposa lo espera en la puerta, él le dice Tulpen, wie lieb von dir! pero le trae tres cervezas, buen alemán, un escuálido hombre pincha un disco, sólo tiene cuatro dedos en la mano derecha, una rubia desnuda, solamente con la pulsera tipo Livestrong fuma asomada a la ventana, su piel es verdesina, mira al horizonte de perfil, quién sabe dónde exactamente, el edificio rojo, el puente.

miércoles, 9 de abril de 2008

lunes, 7 de abril de 2008

Desentierro de lectores subterráneos

Los tiempos modernos hacen que aquella agradable idea de que leer un libro es algo que se debe hacer en el parque, envuelto por las hojas del otoño, en una banca con vista a un lago y sumido en un profundo silencio, sea tan inverosímil como afirmar que siempre estuvimos en guerra con Euroasia. En ese tubo llamado Metro por el que circula una jauría voraz están aquellos que creen que en el ajetreo y zangoloteo de un tren está el momento propicio para, gambeteándose hasta un asiento y sacando un libro, cumplir cuotas de lectura. Es que el apretado horario de la vida rápida, cosmopolita, no deja tiempo para darse el lujo de leer en silencio, con un chocolate caliente, sino que obliga a relegar la lectura a un vagón del subterráneo.

Todo tipo de libros viajan en el Metro con sendos lectores, todos únicos. La lectura de las mujeres abarca más géneros que la de los hombres, en general. Parece que nosotros preferimos la ficción de los periódicos y ellas se dejan llevar por las novelas. Pocos leen obras de teatro y casi ninguno lee poemas. A Lorca no le gusta viajar en Metro. No hay edad para las lecturas, pero sí para los géneros literarios: los jóvenes ya se esmeran lo suficiente para huir de los libros de historia en el instituto como para abrir, luego, un libro biográfico de algún personaje trascendental camino a casa.

Dime qué lees y te diré quien eres. Si hay estereotipos de lectores, el Metro se encarga de confirmarlos: Está la joven que lee a Romeo y Julieta sin tener idea de que la mitad de la obra es soneto pero con la convicción, quizás, de que es completamente plausible enamorarse perdidamente en menos de un mes y dar la vida por ese amor. El hombre que lee ciencia-ficción, pero de la de hadas y magos, tiene como autor favorito a Tolkien y responde preguntas tímidamente, escondido entre sus grandes anteojos. Está la cincuentona que lee lo que sus amigas le recomiendan, pues le da igual el libro: lo que le interesa es luego comentarlo junto a ellas. Está el cortante señor que lee a Aristóteles pero dice no leer literatura, pues quizás se saltó el capítulo de Mímesis de la Poética. Está la señora simpatiquísima que no le molesta que otros lean sobre su hombro, devora de dos a cuatro libros al mes “según el volumen” y comparte ávidamente recomendaciones de libros para leer.

García Márquez es el favorito de los escritores latino-americanos. Vargas Llosa y Juan Rulfo son también mencionados, pero el Escribidor es más conocido que el padre del Páramo y el Llano. Un no-muy-lejano Saramago es también mencionado frecuentemente cuando se habla de extranjeros; una señora, completamente adoptable para puesto de abuela, asegura que justamente el portugués es su favorito, para corroborarlo, enseña un ejemplar de “La caverna”. -“Cuál es su libro favorito de Saramago”, le pregunto. “No se vale decir Ensayo de la Ceguera”, agrego, para abonar al factor sorpresa. –“Para mí es el mejor”. “Ensayo de la Lucidez no mola, como dicen ustedes”, dice también, entre risas.

Después de unas horas de preguntas se comprueba lo que dicen las estadísticas. El madrileño promedio se ve mínimo media hora de su día en el Metro. Algunos dicen pasar hasta cuatro horas ahí, lo que representaría un tercio del día útil de cualquier persona. Los libros hacen buenos compañeros de viaje, mas dentro del tubo, no hay un compañero de viaje favorito. De hecho, rara vez se ve al mismo libro dos veces—ni siquiera al popular Harry Potter, quien no se ha hecho presente más de una vez. Además, y desgraciadamente para los periodistas que han aprovechado el momento electoral para publicar evaluaciones de la gestión de ZP o conjeturas sobre un régimen de Rajoy, el tema de la política —muy desapropiadamente– no encuentra lugar bajo la tierra.

Sobre el formato de los libros que prefieren llevar los lectores, el “de bolsillo” no es el más común; aunque los hay muy pocos que osen llevarlos “tapa dura”, no hay un tamaño que se imponga sobre otros: parecería que quien quiere leer no repara en tamaños ni se intimida por los libros tamaño “biblia”. Pero no sólo se leen libros, también hay otros medios populares en el Metro. De estos, los periódicos gratuitos son más leídos que los diarios de calidad; la acertada estrategia de distribuirlos en las bocas de la red parece ser la responsable. De ahí, pasquines, panfletos, revistas también son leídos, pero es mucho menos frecuente verlos. Entre todo, los lectores del Metro no son mayoría, menos aún en las líneas que tienen reputación de ser “rápidas”. Hay más lectores en la lenta 5 que en la veloz 10.

Amar la lectura es pasión de pocos, cada día de menos. Valorarla como para cargar fielmente con un libro todo el día, para leerlo solamente en el breve (y a veces no tan breve) respiro que supone trasladarse, es muestra de que la buena cultura se filtra hasta debajo de la misma tierra.

sábado, 5 de abril de 2008

La ficcion de la realidad de 'Noticia de un secuestro'

Frecuentemente se oye que “Noticia de un secuestro” fue el regreso de García Márquez al periodismo, a la crónica que aprendió a elaborar con amor de alfarero en “Diario de un náufrago”. Es fácil trazar líneas que unan al relato cronológico de los 11 días en los que un hombre realizó la valiente hazaña de no morirse- publicado en serie en un periódico colombiano con “Noticia de un secuestro”, pues ambas partieron de la misma base periodística del trabajo de campo y la entrevista. Luego, comparar estas dos obras con “A sangre fría” de Truman Capote parecería válido también; ambas obras pertenecen a lo que Tom Wolfe acuñó como “nuevo periodismo” para acostar bajo la misma sábana a Capote, a Norman Mailer y a Hunter S. Thompson-- cosa que le hubiera encantado a Capote.

Pocas escuelas filosóficas podrán mantener, después de analizar y sin entrar a mucha profundidad, que “Noticia de un secuestro” es un relato de índole puramente informativa, pues, primero que nada, el mismo formato invita a concluirlo. Ya que la técnica de romper la linealidad cronológica para relatar algo de una forma más atrayente y en ciertos casos hasta más clara es frecuentemente usada en el periodismo diario, no puede ser este el elemento literario (porque sin duda es un recurso literario) dirimente que permita clasificar este trabajo como uno de ficción. Y si los hechos que se presentan sucedieron realmente, las fechas dadas son reales y los personajes comparten de nombre y apellido contrapartes de carne y hueso, ¿qué es lo que permite archivar con tanta seguridad esta obra en la sección de “ficción” de las bibliotecas? Los desinformados podrán decir que es el ánimo de lucro, pero García Márquez ilustra esta triste realidad del secuestro, las drogas, el hampa, la baja vida, con mucho pesar, como dice el prólogo del libro. Es, pues, el hecho de que la narración está lograda de forma en que la exposición artística prime sobre la facilidad de entender la narración lo que permita decir que este trabajo es, como todos los otros trabajos del “nuevo periodismo”, de ficción.

Antes de negarlo, como lo hizo posteriormente con poco pudor, García Márquez dijo aceptar a la influencia del condado Yoknapatawpha faulkneriano en su obra Cien años de Soledad. La importancia de esto es que Faulkner es el precursor de idea de que la realidad fantástica es más verosímil que la realidad real-- la piedra angular del llamado “nuevo periodismo”- y es él quien abre la brecha para que luego se escriba “A sangre fría”, novela de una calidad periodística impresionante que no vierte una onza de opinión sobre un hombre que espera la pena de muerte y sin usar una vez la primera persona. Desde ese entonces obras similares, por más que hayan tenido como descriptor la palabra periodismo en “nuevo periodismo”, seguirán siendo clasificadas como obras de ficción. “Noticia de un secuestro” carece del toque artístico que se sabe que García Márquez posee por obras como “El otoño del patriarca” o “El amor en los tiempos del cólera”; quizás el compromiso con retratar la realidad le pidió hacer su estilo más asequible: “Noticia de un secuestro” carece de las oraciones característicamente largas de otras obras del autor colombiano, los diálogos son claros- aunque no abundantes, las palabras son menos alambicadas.

"Ángel estaba petrificado, aunque de todos modos con el taxi delante y el Mercedes detrás carecía de espacio para salir. Temiendo que los hombres empezarían a disparar, Maruja se abrazó a su cartera como a un salvavidas, se escondió tras el asiento del chofer, y le gritó a Beatriz:
-Bótese al suelo.
-Ni de vainas -murmuró Beatriz-. En el suelo nos matan."

En este fragmento de la cuarta página de la versión digital del libro hay evidencia de narrativa comúnmente literaria: el uso de diálogo sin entrecomillar y sin pasar por el filtro de la corrección, pues en los diarios normalmente las citas no se reproducen ad libitum, sino con el propósito de informar y para esto se editan expresiones expletivas. “Ni de vainas” no se verá comúnmente en la prensa de calidad.

Los capítulos del libro no tienen ningún orden aparente y descifrable: en un momento el lector puede estar en el último secuestro, luego revisando el historial de guerra contra el narcotráfico de Colombia, luego haciendo negociaciones para la liberación de rehenes desde la oficina del presidente. Según Márquez, este fue el libro más difícil que ha escrito, como también lo fue en su momento “El otoño del patriarca”, y como anteriormente lo fue “Cien años de soledad”… No es difícil imaginarse cómo el áspero tema del libro, que ha de entristecer a cualquier colombiano, puede llegar a justificar que el autor se involucre sentimentalmente, mas Márquez se mantiene siempre desde afuera. Ni en los párrafos donde se recuentan los aspectos más duros de la guerra se puede encontrar una opinión clara, flotando entre las palabras.

"Una droga más dañina que las mal llamadas heroicas se introdujo en la cultura nacional: el dinero fácil. Prosperó la idea de que la ley es el mayor obstáculo para la felicidad, que de nada sirve aprender a leer y a escribir, que se vive mejor y más seguro como delincuente que como gente de bien. En síntesis: el estado de perversión social propio de toda guerra larvada."

La primera persona no existe en “Noticia de un secuestro”, no hay cercanía entre lector y autor. La única ruptura de la cuarta pared (¿de la portada?) sólo se encuentra casi al final de la obra: “El que hablaba era Pablo Escobar en vivo y en directo, pero Azeneth sólo lo sabrá si se le ocurre leer este libro.” Aunque la primera persona sea común en el neo-periodismo de Wolfe, en la época de Capote ni los más literarios de los periodistas se atrevían a usarlo. Marta Rivera de la Cruz, autora y escritora de ensayos, destaca otro recurso del que García Márquez no se sirvió: el “recurso más asequible del monólogo interior”. Entender por qué es entender la proximidad al periodismo propiamente dicho al que Márquez quiso llegar: no hay nada sobre el papel que no pueda haber salido de una entrevista, hasta las más insólitas coincidencias, como es el caso de la florista y el mayorista que se narra el comienzo del capitulo sexto. Es la forma en la que el hecho es contado, no, obviamente, el hecho en sí, lo que hacen de estre trabajo uno de “ficción”.

Más que acontecimientos históricos, el neoperiodismo del que se ha servido García Márquez busca lograr la narración a través de escenas y descripciones. No hace falta un premio Nóbel para demostrar los matices de la paleta de palabras garcíamarquínas, sólo leer una página aleatoria del “Otoño del patriarca”. Para “Noticia de un secuestro” la descripción es vívida y consume al lector.

"Además era un lector algo delirante de cuanto libro encontraba a su paso, y en especial de dos especialidades distantes: poesía y seguridad. En aquel tiempo sólo tenía cuatro corbatas que le habían regalado en las cuatro Navidades anteriores y no se las ponía por su gusto, sino que llevaba una en el bolsillo sólo para casos de emergencia. Combinaba pantalones con chaquetas sin tomar en cuenta pintas ni estilos, se ponía por distracción una media de un color y otra de otro, y siempre que podía andaba en mangas de camisa porque no hacía diferencia entre el frío y el calor. Sus orgías mayores eran partidas de póquer con su hija Laura hasta las dos de la madrugada, en silencio absoluto y con frijoles en vez de plata. Claudia, su bella y paciente esposa, se exasperaba porque andaba como sonámbulo por la casa, sin saber dónde estaban los vasos o cómo se cerraba una puerta o se sacaba el hielo de la nevera, y tenía la facultad casi mágica de no enterarse de las cosas que no soportaba. Con todo, su condición más rara era una impavidez de estatua que no dejaba ni el mínimo resquicio para imaginar lo que estaba pensando, y un talento inclemente para resolver una conversación con no más de cuatro palabras o ponerle término a una discusión frenética con un monosílabo lapidario."

Esta descripción de César Gaviria, el presidente de Colombia en aquel momento, viene de la página 40 del libro y va a servir para que el lector no se cuestione la naturaleza del personaje nunca más, pues a través de la decisión de relatar los hábitos privados del presidente –antes de llegar a serlo- el lector ya va a tener una clara idea de alguien que en las 127 páginas restantes será tan protagonista como los mismos secuestrados. Éste es el talento de García Márquez: encontrar aquello que debe de decirse y el método y momento para precisarlo. Márquez no es seguidor de la idea aristotélica de que el personaje debe nacer a través de sus acciones: el autor te dice de antemano quién es santandereano puro y quién tiene honestidad de antioqueño en un momento o, como es el caso de ejemplo anterior, somete al juicio del lector cómo una persona que resuelve riñas domésticas con una sola palabra va a mantenerse imperturbable durante los secuestros.

En conclusión, “Noticia de un secuestro” tiene la suerte de ser todo menos noticia, pues así es un testimonio de la cruda realidad colombiana sin ser una simple fotografía de la realidad, sino una pintura hecha con el pincel fino de un gran compositor de verdades.


Foto por kennymatic

viernes, 4 de abril de 2008

Escudo de los Armijos de Loja.

De Gules a cinco lanzas de plata encabadas en oro.

Escudo de la familia Pérez de Guayaquil, Ecuador

Plata a un peral azur terrazado con nueve peras de oro.


jueves, 3 de abril de 2008

Desacierta

Risto Mejide, un conocido director creativo, ha publicado "Acierta mal y pensarás", una crítica a la mal llamada auto-ayuda titulada con un mordaz juego de palabras derivado de una expresión popular española. Mejide anda por el mundo proyectando un aura de sabidez i superioridad --es como la versión trucha i castellana de Simon Cowell, pues Mejide participó i volverá a participar como jurado en 'Operación Triunfo'-- mas la certería que se le nota desbordada no ha caído en cuenta de que el título de su libro fuera en el mejor de los casos un oxímoron porque una cosa tan interesante como suele ser una contradicción pragmática no puede tan tosca i torpe como ese producto de genialidad de un listo Mejide.


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Cómo aprender a manejar

Hace un par de días el periódico gratuito 20 Minutos publicó esta carta. Para entenderla, hay que tener en cuenta que en España los conductores debutantes manejan con un cartel con una "L" en la parte posterior del carro para indicar que son lerdos al volante.


"Conducir con la 'L' puesta
MARÍA CARRERO. 02.04.2008
Me gustaría pedir un poco de respeto para los conductores que somo novatos. Sé de sobra que a veces cometemos algunos errores, los mismos que han cometido todos y cada uno de los que ahora nos pitan cuando creen que vamos demasiado despacio (recuerden que no podemos sobrepasar los 80 km/h en autopista, y que normalmente vamos por la derecha para no interrumpir el paso de otros vehículos), o que nos dan las luces largas cuando molestamos en su camino, o cuando hacemos algo mal. A muchos parece que se les ha olvidado que ellos también pasaron por nuestra situación en algún momento de sus vidas.
Ánimo a todos los que ahora están conduciendo con la maravillosa ‘L' puesta, a mí ya me queda poco, pero, sobre todo, me gustaría pedir un poco de respeto hacia los que estamos intentando aprender a conducir conduciendo; es la única manera de poder hacerlo."

A ver, me raya que esta man asuma que todo el mundo fue camarón en algún momento. Luego, sale con que hay que tenerles cariño porque moneando en las calles es la única forma que tienen de aprender, ¡ni la gaver! En España es obligatoria la auto-escuela, i ahí es donde tienen que ponerse once con la manejada. Esta figura no es de aprender empíricamente, a diferencia de, digamos, manejar un cohete espacial. Pilas que lo que molesta a la pelada es que le hagan luces i que le piten cuando cuando va a paso 'e tortuga por la autopista. ¡Ni si quiera le ha pegado una buena puteada i la man ya se hace la cabreada! "¡Ay, no me hagan luces largas!"

Uno tampoco nace sabiendo, pero me acuerdo que para cuando me tocó ir a All Transit, donde orgullosamente soy segunda promoción, ya iba manejando hasta allá i con el instructor nos íbamos a hacer los recados a la pelageibor de la esposa. Lo que sí le saqué a All Transit fue como manejar en un Chevy Spark, que básicamente es el carro más turro del mundo si mides más de 1.50. I si mides menos, también. De ahí, claro que tuve accidentes; recuerdo una vez que la pared del garaje se me cruzó sin hacer la señal, pero todo se arregló cuando le aclaré a mi viejo que la pared iba borracha.

Además de eso que pasó con la pared, me he dado contra todas las columnas del parqueo del San Marino i del World Trade Center, me he cargado alrededor de 20 puertas i 10 parachoques i en la Carlos Julio me conocen como "el terror de los peatones", pero es porque prefiero manejar volado todo el tiempo i tener accidentes frecuentemente antes de esa mariconada de ir con cuidado. "¡Ay, se me daña el coche!" ¡Que se dañe, que para eso es! La única forma de determinar con seguridad si el carro pasa o no pasa, entra en el hueco o no entra, es intentándolo, ¡maldita sea! Yo no puedo quedarme con la pica de ir a dormir dudando si cabía o no, ¡hay que intentarlo!

http://www.20minutos.es/carta/365048/0/conductores/novatos/errores/