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jueves, 21 de febrero de 2008

Desacertadas últimas palabras

Hoy tuve un roce con la muerte. Cuando el velo de la vida se corría sobre mí, pude ver el vídeo que la sala de producciones de mi cabeza había editado para ese momento. Yo esperaba ver a un centenar de mujeres llorando desconsoladamente la pérdida del único i verdadero amor de su vida, i luego escenas de sexo desenfrenado i furioso, persecuciones de carros, i muchas, muchas explosiones-- todo con el fondo musical de mis mozas cantando en un estilo gregoriano-postmodernista algo titulado "Adiós, Machuchín Machucador", pero lo que mi cerebro había preparado como resumen de mi glorioso paso por el mundo fue lo siguiente: Una cámara dentro de mi boca recontaba como nací sin dientes, luego me salieron unos pocos, luego se me cayeron todos, luego me salieron otros, i ahora los que tengo, los tengo llenos de caries. Nada más. La censura, asumo, no dejaba exhibir el clip original.

En fin, la verdad es que cerca de la muerte no estuve, pero sí que viví un posible accidente automovilístico. Tras reflexionar sobre lo sucedido, i viendo que era importante transmitir lo que aprendí viviéndolo, decidí hacer este recuento, al que he decidido llamar "Del posible accidente de tránsito de esta mañana i de todo lo que ahí aconteció".

Del posible accidente de esta mañana i de todo lo que ahí aconteció

Yo iba en el bus, sentado en primera fila como me gusta hacer en el cine i en el cabaré, cuando de repente, sin previo aviso, de one pin-pon, sale un carro de la nada i se le cruceta a la buseta. Todos los que estábamos adelante nos asustamos, i yo, en vez de usar una exclamación certera de mi inmenso repertorio de expresiones certeras contemporáneas que van desde el "cáspitas" o "canastos" hasta las más fuertes palabras, prohibidas algunas en ciertos rincones del mundo, como son "chuzo" o "Chatruc", ¿saben lo que digo? ¿Saben? ¿Saben cuáles pudieron haber sido las últimas palabras antes del choque? "Híjole". ¡Híjole, os digo! Yo, ante la amenaza de un frenazo contundente sólo puedo coger i decir "híjole". Mis aspiraciones de poeta se acaban de tirar al agua. Fin del relato.

Así, escuchando lo narrado por Don Jorgoclo, apunté en mi cuaderno en siguiente verso, el que aspiro ilustre lo sucedido i pueda ser usado en el futuro para transmitir la sabiduría de este buen amor:

El que mucho abarca
poco aprieta

6 comentarios:

kevinhurlt dijo...

yo ya tengo mi lista desde hace rato

http://kevinhurlt.blogspot.com/2005/07/mis-ltimas-palabras.html

Mundo Azul dijo...

Hijole!!! que bueno que estes vivo para contarlo... realmente no se si preocuparme por tu vida o reirme hasta el cansancio... hijole! que dilema...

Anónimo dijo...

q maricon! un hombre de verdad hubiera puteado (por lo menos mentalmente) al q se cruzeteo

Jorge Luis Pérez Armijos dijo...

Deja de promocionarte.

A: Bien es sabido que la cabriadez es sólo cuando vas manejando tú mismo.

Anónimo dijo...

No entiendo como es que te das de macho, machuchin y todas esas cosas y ahora salgas con que la cabriadez es solo cuando vas manejando, entonces ¿no puedes putear a un jugador del Barcelona x q tu no estas jugando? Debes aceptar que más alla de un error el "Hijole" es mariconada!

Anónimo dijo...

que fue baigon!! como vas a los años!! oye que tu pagina es buena como para que algun adefesioso se promocione en ella?? o esta desesperado?? jaja

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