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martes, 3 de enero de 2006

El Día Nacional del Hueveo

Ayer fue el día nacional del Hueveo*. He aquí la forma en la cual yo lo he celebrado: Celebré mi día yendo al cine con alguien que a fin de cuentas me dirá que tiene que volver temprano a su casa, ahogando mis malevolos planes con ella. Lo celebré muriendome de hambre ya que la cocinera, preeviendo que era feriado, se ausenta al trabajo y me da la fácil elección entre comer el interminable pavo que me acosa desde Navidad ó morirme de hambre, desición en la cual opté por morirme de hambre i, alejandome de mis convicciones i buen gusto, ir a McDonalds para encontrarme con que no se puede hacer el pedido del drive-throught a pie, sino que se debe entrar al local a efectuarlo. Una vez dentro me hace percatar la muy amable señorita que toma pedidos que he estado en la fila de espera de arribo del pedido en vez de estar en la fila en la cual se efectua el pedido... Cosa que me hace salir del McDonalds después de una de esas descusiones que inevitablemente terminan con "el cliente siempre tiene la razón". Me dirijo entonces a uno de esos lugares en los cuales el patio de comida nunca deja, teóricamente, de atender. Pero como ayer se celebró el día nacionál del Hueveo*, cerró imprevistamene el patio de comida i me ví forzado a ir a otro McDonalds, el cual estaba irremediablemente cerrado, cosa que aprendí después de tres kilómetros de caminata i un euro de taxi. Por consiguiente me dirijo a un bar famoso por su pobre imitación de comida elegante, el cual casualmente encuentro fuera de servicio. Subo entonces quinientos escalones en mi condición de fumador famélico a encontrarme con que el bar que sirve comidas decentes a quinientos escalones del hambre está también cerrado. Me guardo el hambre en el bolsillo i decendiendo cuatrocientos setenta escalones para ir al bar favorecido por mi escasa economía, dentro del el cual no me traen la cerveza que pido, a pesar de haber efectuado el pedido tres veces. Voy a una gasolinera a comprar algún producto que pueda engañar mi hambre i a comprar más cervezas. Cuando me dispongo a tomar mis cervezas me percato mi fosforera ha desaparecido misteriosamente, negandome del placer de fumar.
A todo esto vale recalcar que no fui en único afectado en esta odisea por alimentarme, sino que fuí acompañado del fiel amigo dispuesto a huevear* conmigo...

¿Entonces? Hoy propongo solamente una queja. Si vivo en una ciudad supuestamente avanzada, ¿por qué debo sufrir tanto para comer? ¿Ha usted sufrido de algun percanse cómo yo en día nacional de huevear?

*Hueveo: Del regionalismo "huevear", utilizado como "perder el tiempo".

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